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Sheila Pruaño experta de Coaching ejecutivo y empresarial - Psicoterapia cognitivo-conductual - Terapia emocional

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Soy Sheila Pruaño experta en Coaching ejecutivo y empresarial - Psicoterapia cognitivo-conductual y Terapia emocional

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Mi historia

Todos tenemos una historia, te muestro mi experiencia personal y profesional, porque seré la persona que te acompañe en este gran cambio.

Vamos a empezar por mi edad, mi recorrido es impactantemente breve, tengo 23 años.

Cuando era pequeña mi conducta era intentar no ser vista por nadie, pasar desapercibida, tenía miedo constante a las personas, los animales, los ruidos, y a cualquier situación que yo no pudiese controlar. Mis referentes como padres primerizos me ofrecieron mucha protección, tanta que empecé a auto creerme que no era válida para nada, la palabra “incapaz” quedo gravada por mucho tiempo en mi mente. A veces, de forma consciente y otras de forma irracional e inconsciente… Pero siempre surgía la incapacidad a la hora de llevar a cabo cualquier acción. Repetía mismos patrones de mi infancia en mi adolescencia, hasta que empecé a darme cuenta de que me había impuesto una etiqueta que parecía ser permanente.

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Siempre pensamos que la vida nos pone delante según que personas o circunstancias. Incluso hay personas que creen en entidades superiores como un dios, buda, u otras deidades. En el que estas mismas entidades imponen lo que va sucediendo en tu vida. El tiempo pasa y no nos paramos a pensar, que se nos presentan familiares, amistades, parejas, compañeros, vecinos… Con los que tenemos mayor o menor afinidad. Pero siempre, nos aportan un conocimiento para nuestro bienestar, aunque en el momento presente podamos pensar que nos está rompiendo nuestro estado.

 

Todas y cada una de estas personas son atraídas por nuestra realidad más preciada, la que no conocemos, aquella que es invisible al ojo humano, una realidad más profunda, que muchos llaman energía o espiritualidad. Con esto no me quiero referir a ninguna clase de grupo sectario, religión, ni culturas. Hago referencia a nuestra sensibilidad y capacidad innata de atraer todo lo que necesitamos superar. Cada uno de nosotros es protagonista de su historia llamada “vida”, y es solo cuando empezamos a ser conscientes de que estamos vivos, cuando empezamos a vivir. 

 

A la edad de 14 años empiezo a ser consciente de que la emoción es mucho más profunda que un simple gesto facial y un dolor de barriga. Es más trascendental, empiezo a observar la gente de mi alrededor y a interesarme por cómo piensan, que sienten y por qué viven. 

Empiezo a tener curiosidad y a medida que se me presentaba la oportunidad compartía lo que aquella persona me había ofrecido como aprendizaje, expresándoselo. Incluso con aquellas personas que no quería en mi vida por su estado radiante de negatividad. Poco a poco, me empiezo a dar cuenta de que no es la técnica, ni el método el que puede ayudar, sino el amor. Está demostrado a nivel científico, como el amor nos aleja de la enfermedad y nos acerca a la llamada “felicidad”. 

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En esta misma etapa, me inicio en las artes marciales tradicionales japonesas, que hasta día de hoy siguen aportando en mí: autoconocimiento, disciplina y templanza, entre otros valores. Una herramienta totalmente externa a mi vida cuotidiana, que pudo extraer de mí misma, información que yo misma desconocía. En un entonces, mis mayores inseguridades y miedos como: hablar en público, conocer personas, gritar (ruido) y conectar con mi rabia más profunda para poder transformarla en una posición o golpe. 

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Simultáneamente, en cuarto de instituto, teníamos que escoger que estudiar en el siguiente curso y mi maestra de matemáticas se acercó a mí, para preguntarme que he decidido estudiar, al decirle que quería hacer bachillerato para poder acceder a la carrera, me dijo: “no eres capaz de sobrellevar tantos estudios, yo buscaría un ciclo o grado formativo. Yo lo digo por ti, pero tú, haz lo que quieras.” La influencia que tenía sobre mí esta persona hizo que mi decisión no fuese mía, sino suya. Y mi poder de elección se perdió. Ella ya había decidido y mi inseguridad sabía que también habíamos escogido. Así que me matricule en Administración y gestión de empresas, sin motivación ni ganas, solamente para poder acceder a mi objetivo “la gran carrera”.

 

Al acabar administración con una nota justa para pasar el curso. Realicé educación infantil me encantó porque me ofrecía la base del ser humano: la infancia, la inocencia, la ilusión y la nobleza. Durante este ciclo, empecé a trabajar, entre otras cosas, en una empresa como administrativa y recepcionista, y seguidamente en escuelas de niños, como auxiliar de maestra. En este periodo, al acabar el ciclo obtuve muy buena nota para poder acceder a la carrera que quisiera. Dada la motivación y el amor que le puse a esos estudios. Pero cuando tuve la nota entre mis manos. Dije: ¿y ahora qué? Esto es lo que querías, ¿no?

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Me di cuenta de que todo mi recorrido se había centrado única y exclusivamente en “la gran carrera”. Miré las asignaturas, buscaba en internet, leía libros y hablaba con algunas amistades. Entre ellas, una en tercero de carrera y otra acababa de iniciar. Y Observaba el temario. Yo les preguntaba que habían aprendido en este tiempo y asombrosamente, no sabían qué responder.

La psicología es enormemente completa, pero, aun así, me faltaba más. Así que decidí realizar un máster en terapia emocional, centrada exclusivamente en la emoción y la conexión que esta tiene con nuestros pensamientos. Comprendí que no quería ser una psicóloga convencional, ni siquiera quería ser una psicóloga.

 

Quería ser yo y plasmar lo que sentía, fue mi trabajo de final de grado. Quería ir más allá. E impactar emocionalmente a cada persona que se me presente con tan solo mi voz y mi corazón. No bastaba mi pasión por ello, así que seguí buscando y profundicé en la psicoterapia cognitivo-conductual que habla de la exposición breve y progresiva de miedos y ansiedad. A nivel cognitivo y conductual, como su nombre indica.

A medida que veía como ayudaba a las personas a creer en su potencial, descubrí que emergía una conexión con ellos mismo que hacía del ser humano un ser excepcional. Era lo que siempre quise ofrecer, pero no solo a una persona (niño, adolescente y adulto). Si no a parejas, familias, compañeros. Fue entonces cuando empecé a interesarme por los equipos, la cohesión, la motivación, el emprendimiento y el éxito hacia las pequeñas y grandes empresas. Es entonces, cuando en 2021 realizo un máster en coaching ejecutivo y empresarial. Para conocer desde dentro y ayudar desde fuera. 

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He visitado a cientos de personas, realizo formaciones para terapeutas principiantes, psicólogos y formadores. Llevo a cabo formaciones de Reiki y tratamiento psicológico. Guio y acompaño a la consecución de objetivos para tu éxito profesional y personal.

Las sesiones de psicoterapia son una gran herramienta de gestión y autoconocimiento. Llenas de satisfacción, pues mi mayor éxito es el amor que recibo al ayudar a transformar el malestar del ser humano: estrés, miedo, tristeza, fobia, ansiedad, rabia, duelos, adicciones, trastornos obsesivos, tca, insomnio, ataques de pánico, hipocondría… Todo forma parte de la misma base: un pensamiento que obstruye y bloquea tu bienestar. Solemos preocuparnos y agonizar, por cosas que luego nunca llegan a suceder. Es momento, de reconocer que eres valioso/a y capaz. Te acompaño en este proceso desde el origen hasta la creación. 

 

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